RED FLAGS

En la actualidad se ha acuñado el término “Red Flags” para determinar aquellas situaciones que te dicen “por aquí no es, huye”. Principalmente cuando estas conociendo a alguien con el fin de vincularte emocionalmente y/o sexualmente.

En la red global existen diferentes ítems que tienen como objetivo el aprender a identificar las “Red Flags” y puedas tomar una decisión. Lo interesante de todo esto, es que mediante una lista realizada por “anda a saber quién”, tengas que decirle chau al Happen o al Match de Tinder que vienes hace tiempo buscando y que te encantó su perfil, su cuerpo, sus hobbies, etc. Entonces, te predisponen a esta cita con una idea, con una información que lo único que hace es condicionarte y que al primer acierto de aquella lista que viste en internet o que te contó una amiga/o tus especulaciones crecen y el disfrute cae.

Hoy en donde el amor, el sexo, los deseos y el placer se agregan a un carrito de compras y que al final terminas pagando con tus emociones, con Visa y Mastercard hacen que comiences a catalogar y etiquetar al otro.

Si logras identificar las “Red Flags” y te funciona, es decir, me aparto para cuidarme y te enteras que tenías razón, indudablemente con la repetición va a ser un mecanismo, una herramienta que vas a seguir aplicando y compartiendo. Ahora también se encuentra el caso que logras identificar las “Red Flags” y por algún motivo, las pasas por alto y te llevas de frente un muro tan duro que quizás haga que te cierres a nuevas posibilidades y que también con la repetición va a ser un mecanismo que sigas aplicando y compartiendo. ¿A qué voy con todo esto? A que una lista no va a determinar cuál va a ser el fin de tu próxima relación emocional y/o sexual, quizás encuentres similitudes, pero no es completamente cierto, porque eres un ser único y diferente. Lo único que haces es crear y fortalecer creencias que a veces ni te das cuenta que están.

Por este motivo querido lector, te invito a que pongas en tela de juicio la información que llega a tu vida como también la que elegís compartir. La experiencia del otro se basa en su estilo de vida, en sus creencias, en su ideología como tú con la tuya. Recuerda que el otro va a hablar desde su realidad, no la tuya.